jueves, 6 de diciembre de 2012

ATEMAHAWKE (historias de los discos)

bueno aqui les dejo las historias que vienen en el disco de atemahawke de porter...

escrito por mussgo    (juan son)



solo me falta una ghistoria espero conseguirla pronto en cuanto al encuentre la publico...

ñ_______ñ




Figo, ¿Un Vaquero Galáctico?

Figo desde niño había sido bien parecido, adaptado, y mas o menos simpático. Figo no necesitaba mas de la vida que lo que está le daba, y para demostrarlo, aunque casi sin planearlo, se casó acabando la carrera de caballero, con la chica bonita del pueblo llamada Ingrid Von Leberkase, y nada pudo haber alegrado más a los cuatro futuros abuelos. La boda estuvo bien planeada, con efiges de papel maché, peinados de concha, y banquetería de nivel estatal. Después de la celebración, y con los cócteles ayudando a silenciar el futuro, Figo y su mujer iban realmente dormidos mientras el caballo los introducía más y más en lo profundo del bosque.

De pronto lo despertó una intensa exclamación de su mujer:
¡Figo, mira!

Ofuscado por el alcohol, le tomó algo de tiempo explicarse lo que veía. A escasos veinte metros del camino había un árbol enorme con ventanas, y una puerta. Su esposa bajo del caballo, y corrió hacia la casa. Se acercó con cuidado de no parecer mal intencionada, y al asomarse vio el interior de una pequeña casa acogedora, donde unas criaturas peludas y adorables, con cuerpo de humano, axilas de perro y narices de codo de labrador reían y comían hojaldres bañados de miel, piñones, y pasas, mientras contaban historias alrededor de una chimenea-fogata. El frío arreciaba, y Figo no le pudo decir que no cuando su esposa le pidió que tocara la puerta. Las criaturas, cubiertas de un pelambre suave, y con cara como de pandas, los invitaron amablemente a sentarse y a beber un vino dulce con especias. Después de presentarse y platicar, los anfitriones sacaron una vela grasienta de una caja de palofierro, y le preguntaron a la pareja: "¿han jugado destinitos?". "Si", mintió Figo, mientras su esposa miraba fijamente la fina construcción de la caja.

"Bien
!", rieron, "¿Entonces no te importará que tu mujer apague la vela?".

Figo, prefirió lucirse que preguntar, tomó por la muñeca a su mujer, y le pidió soplara a la vela. Su mujer obedeció y desapareció dejando caer la caja. De la caja salió una torre de ajedrez, un torito de botella de vino, y un frasco vacío de gotas para los ojos, mientras Figo recuperaba la sobriedad, las criaturas tomaron actitud de changos, y se reían frenéticamente mientras brincaban de mueble en mueble, gritándole a Figo que había sido una buena. "¿Una buena que?", preguntó el caballero, ya completamente ensobrecido. El más chico de los tres, sin dejar de reír, tomó a Figo de una patilla con una fuerza sobrenatural, y lo arrastró hacia afuera de la casa.

Afuera, Figo vio que su corcel había desaparecido, y no era de noche mas. El día era tan caluroso que le secó la boca de inmediato. Uno de los peludos y extraños hombrecillos le dijo: "Figo realmente nosotros no te hicimos esto, ni te vamos a decir que lo hiciste tu mismo", mientras tranquilo y sonriente le preparó su equipaje, explicándole: "Tarde o temprano tu vida cambiaría y que mejor que de una forma tan romántica". Estallando en risas exclamaron: "¡eso! ¡eso! ¡esto!.....Es filosofía".

Entonces muy emocionados le explicaron las reglas: "Tu mujer está en una torre, que está en el lomo de un toro... O en un toro que vive en una torre..... O en un toro de torres..... O en una torre de toros.... Tendrás que descubrirlo. Como todo buen juego tienes limite de tiempo, ya que el toro salio del océano y muy pronto regresará inevitablemente ahogándola. Nosotros te regalaremos este flamante unicornio, tu deber será buscarla" Figo montó su lánguido unicornio y le clavó lastimosas las espuelas, entre las costillas, forzándolo a correr en buscar de su mujer.

Continuara...





Hansel & Gretel´s Bollywood Story


Preferiría que nunca hubieras nacido.

Así felicitó su madrastra a Gretel cuando cumplió 5 años. La madrastra, claro está, no era perfecta, pero cualquier conocido que la hubiera oído le habría dado por lo menos una parte de razón. A Gretel la consideraron una niña mala. Siempre mala. Desde que nació era muy notoria su maldad. Mientras las niñas de su edad jugaban con muñecas o a ser madres, Gretel hacía arder los establos de la gente que más necesitaba a sus animales. Ella tenía algo a su favor y eso era que nunca, nunca la descubrían. Debido a su hermosa sonrisa y sus penetrantes ojos rosas nadie podía castigarla. Culparla siempre pero jamás castigarla.

Después vino su hermano menor, Hansel.

Hansel siempre fue débil de cuerpo, mente y espíritu. Era un chico inocente y manipulable. Siempre hacia lo que su hermana le ordenaba. Así vivieron estos dos hermanos hasta que su madrastra convenció a el padre de estos chicos a abandonarlos en el bosque porque ya no había comida suficiente para todos.

Los dejaron en lo más profundo del bosque, diciéndoles que durmieran mientras ellos recogían leña. Los dejaron como se deja a un animal sin gracia. Después de algunos días de caminar tratando de encontrar su hogar, encontraron la acogedora casa de una panadera: La viuda de Barbosa.

La tierna señora era casi ciega y les ofreció adoptarlos. Ya tenía a un niño llamado Emilio, y donde comen dos comen cuatro, ¿no? A Emilianito le encantaba la idea de tener con quien compartir su actividad favorita, la invención e investigación científica. Hansel y Gretel, agradecidos comieron hasta saciarse y celebraron a su llegada con cantos alrededor de la chimenea.

Parecía que había llegado felicidad al hogar de los Barbosa.

Desafortunadamente, en la noche Gretel se dejó llevar por su ira bien conocida. Se robó las joyas de la casa y la hizo arder (como en los viejos tiempos, se decía, nerviosa). Hansel no terminaba de gritar cuando Gretel lo tomó del cinturón para huir. Vagaron durante dos semanas y al llegar al primer pueblo que encontraron, inventaron una historia ridícula de una mujer que los trató de hacer pan dulce. El pueblo conmovido organizó una excursión para encontrar a la familia de la valiente niña. El coraje que sintió el padre y su mujer al verla se ablandó con las joyas, y los hermanos vivieron felizmente durante unos años, hasta que un incidente mal documentado dejó al papá en un hospital psiquiátrico, y a la madrastra en el bosque, muda.

Y esto fue... Lo que nadie sabe de la historia de Hansel y Gretel...

Gretel: Ya se que suena un poco raro, pero no quieres ser ahorcado, veme a los ojos, la quemamos! Vamos el pueblo esta esperando! No seas tonto Hansel debes fingir. De que forma te explicaré... ¿O más bien cuantas veces? El mundo es cruel, si tú antes, no lo atacas a él. No seas débil hoy te vi titubear... Mira lo que haz echo otra vez!...











Chicloso En Ciudad Nublada

Nublada era una ciudad que había perdido la cuenta de sus habitantes. Era un mar de calles y callejones, cada uno con su olor y forma. Chicloso era un perro dueño de una cantina en el callejón más sombrío de la ciudad. Como el prestigiado empresario que era, tenía que vestirse acorde a su altura, y nunca fue visto sin botas vaqueras, tanga (que cambiaba de estampado cada día), joyas ostentosas, y su bien cuidada mohicana. A pesar de estos hábitos, Chicloso "Chiclo" para sus amigos era un buen perro. Empresario, de esos que con solo sonreír, su lengua de fuera te hubiera sacado una sonrisa. Su carrera como bailarín era prometedora. Desde sus inicios en los clubes de danzón más sabrosos de la ciudad, los eruditos del baile le decían que no podían enseñarle nada nuevo. Era impresionante su forma de moverse. La gente se quedaba inmóvil frente a sus habilidades, especialmente cuando bajaba las escaleras haciendo pequeños giros, y desaparecía para aparecer arriba, y hacerlo toda otra vez.

Chicloso siempre se consideró un canino multifacético y es que podía estar furioso un instante, y al siguiente estar bailando sus cumbias favoritas. Claramente era, en su opinión y la de sus amigos y clientes, un artista. Su cantina nunca estaba vacía. Una de las particulares razones para esto eran sus raros experimentos con ingredientes peligrosos y difíciles de conseguir. Cualquiera con la suerte de arreglarlo de buenas podía pedirle un paseo por la "cocina", un laboratorio de punta para el desarrollo del arte de embriagar. La especialidad de Chiclo, fuera de la pista de baile, era el "Maxime", la fuerte combinación de mezcal con axiote y melaza que hizo famosa a su cantina.

Chiclo, siempre perfeccionista, se preocupaba por que todo en la cantina saliera bien, y se enorgullecía de tener al personal más eficiente de toda Ciudad Nublada. Y eficiente era la palabra correcta, porque una sola mesera, un cantante, y Chiclo, tenían que tomar órdenes, embriagar y entretener a la clientela, cobrar, limpiar el piso, mobiliario y platería de una cantina de buen tamaño. Precisamente por esta escasez de manos le dolió bastante que su mesera se fuera sin decir adiós. Siempre había sido explosiva. Lo que lo confundió e indignó, fue la nota en papel bien doblado y tinta rosa que encontró en el escritorio de la oficina ese día:
"En un patrimonio de arrabal me condeno al hueco silencio si, de estatua perfecta silencio si, aburre el calendario, muerde, come televisiones familiares. Afuera el ruido caliente, un tráfico de dos pisos, los alacranes hechos hombre en la cara de mi ciudad. ¿Dejé morusas en el camino? ¿Cómo regreso? ¿Cómo apago esta noche si el oxígeno deliberado defiende mi alerta? Con las uñas encogidas dejo nata en lo ido, me clausuro la libertad por si el vuelo equivocado por si brota tu nombre en mis ojos y funda un reino en mi carácter. ¿Para qué tanta lentejuela en este mar de espejos? Apuesto a perderte, es la única forma de ganar... Gretel".



Morgan, La Mujer Pulpo

Morgan era el producto de una noche de copas entre un pulpo y un marinero de las costas frías o al menos esto era lo que las pantallas le habían dicho. Vivía en las inundadas partes de un barco encallado en el hielo del polo norte y la información que tenía de su pasado se limitaba a los televisores que le mostraban imágenes abstractas y sonidos místicos que para ella eran el pan de cada día. Todas las pantallas estaban colocadas alrededor del inundado barco. Le decían a esta criatura información sobre el mundo exterior.

Un día de marzo un niño llamado Vega entro al barco seducido por los cantos del joven pulpo. Al verla moverse quedo encantado, entre sus cantos y la luz de las televisiones, se metió con ella al agua helada y  el la abrazo. El pequeño sobrevivió comiendo la lama que se hacía en todas partes. Así vivieron casi un año. Pasaban días enteros con el cielo nublado, viendo desde la ventana rota del camarote del capitán, como las ballenas salían a la superficie. Su vida se limitaba a cosas sencillas pero hermosas. Un día mientras desayunaban lama, preparándose para ver las auroras borales, Morgan advirtió a su amiguito de una extraña carta que había recibido dentro de una perla, la cual narraba maravillas sobre el océano que ellos dos no conocían. Muy triste Vega le dijo que quería ir pero él era humano y no podía respirar bajo el agua.

La mujer pulpo, desesperada por la incertidumbre de no poder llevar a su mejor amigo, tomo una decisión. Mientras Vega dormía en su camarote. Lo anestesió con extracto de molusco rojo, le quitó un pulmón; lo cambio por uno suyo, (el cual podía respirar agua). El niño instantáneamente cambio de color y rayas verdes azules aparecieron en todo su cuerpo. Antes que despertara, aunque un poco debilitada, Morgan lo lanzó al agua y cuando Vega despertó ya estaban nadando entre tranquilas algas gigantes que se movían lentamente mientras los dos perdieron el miedo a dejar su antiguo hogar. Quizás era momento para que Morgan dejara de resolver los problemas de otros y solamente se dedicara a flotar entre el inmenso y desconocido océano

Flambi, El Robot De Azúcar

Flambi es un proyecto caprichoso, concebido por una de las más grandes mentes científicas de Ciudad Nublada. Este hombre quería un ayudante, pero no quería uno común y corriente. Diseñaría algo que le recordara el oficio de su madre y algo que se moviera por medio de impulsos electrónicos. El resultado fue Flambi, un panque con extremidades robóticas diseñadas para moverse al ritmo de la música y llevar y traer cosas de hasta diez kilogramos. A Flambi y su conciencia choco-chip le gustaba su existencia. Cuando le preguntaban que qué era, contestaba emocionado: ¡Mandadero y bailarín!, Flambi era por naturaleza curioso pero no tenia ningún problema en seguir obedeciendo las ordenes de su amo graciosamente mientras llevaba y traía aparatos.

El desorden en la vida de este curioso panque surgió cuando el doctor escribía cómo le hacia falta un corazón para su creación más importante. Flambi quedo extasiado con esta palabra "¿Para qué funciona?, ¿Yo podría tener uno?, ¿Qué será tan importante de este órgano?" Todas estas dudas iban y venían en la mente-nuez de la curiosa criatura hecha de harina, metal y azúcar.

Un día, al cargar un zapato, no pudo más, y con una sonrisa nerviosa le pregunto a su amo: "¿Qué es un corazón?" El doctor, irritado, le dijo: "Tu no tienes, no necesitas y nunca tendrás corazón, y tienes prohibido preguntarlo de nuevo". Hasta Flambi tenía su dignidad, y le enojaba no haberse merecido una respuesta. Cuando el Doctor le pidió el otro zapato, a Flambi le dio tanto coraje que se arranco su luneta azul. El Doctor tenía suerte de no haber diseñado un panqué más poderoso.

No fue sino hasta una semana después cuando llegó el doctor con cara de felicidad y un objeto especial: un corazón en una funda de almohada. Flambi pretendía que todo seguía normal pero asombrado observaba cada uno de los movimientos del doctor, mientras trabajaba en su proyecto más celado: La Dama. El Doctor, sintiéndose observado le ordenó a Flambi que se fuera a limpiar el baño. Mientras el esclavo de harina desconsolado cepillaba los azulejos detrás del lavabo, después de horas de impotencia, salió un tentáculo de la tina, y le tocó el hombro. Flambi no tuvo tiempo de asustarse antes de empezar a bailar al ritmo del canto de la mujer pulpo. El robot de repostería bailó mientras la mujer pulpo se arrastraba hacia el laboratorio del Doctor. Cuando escuchó el silenció horrible, seguido de un grito peor, Flambi corrió, tan rápido como sus resortes que funcionaban como piernas lo permitían. Lo que vio es difícil de describir. Una mujer pulpo apoyada en sus manos, con los tentáculos en el aire, con el corazón de la funda en la boca, y un tentáculo sosteniendo cada ojo del doctor. El doctor, confundido y gritando, buscaba la mano de "La Dama" acostada, sin ser terminada, en la plancha fría del laboratorio. La escena quedaría para siempre sellada en el alma de crema del panqué. Nunca odió realmente al Doctor. Pasó sus corajes, pero lo quería, y nunca lo habría dañado. El buen Doctor no merecía esto. Mientras la mujer pulpo se arrastraba a la tina, Flambi se acercaba al doctor a consolarlo, y ayudarlo. El inventor hijo de una panadera, recargado en la mesa, con la mano de la Dama en la suya, sacó una navaja de su bolsillo, y con las manos temblorosas se cortó la garganta. Flambi trató de evitarlo, pero no tenía la fuerza, y solo pudo quitarle la navaja cuando ya no tenía caso.

Enojado, corrió al corazón que había dejado caer la mujer pulpo al salir, y lo hizo trizas. Cuando el robot vio lo que tenía en las manos, no pudo pensar en otra cosa más que en huir. Armándose de valor y cobardía, corrió con sus eléctricas patitas hasta la calle, cruzó sin fijarse que casi lo atropellaban y exhausto llego a un callejón donde pensó que estaría a salvo. ¿A salvo de qué? Llorando escandalosamente se enterró el trocito de corazón en lo más profundo de su interior de panque e inexplicablemente comenzó a latir. Cuando recuperó el aliento estaba bailando al lado de un basurero pues escuchaba la música que provenía de una puerta sucia y pateada. De esta salió un perro en tanga, y dijo las palabras más gloriosas que Flambi había escuchado: "¡Caray! Tu si que tienes el corazón de un bailarín... ¡Estas contratado!"

La Infancia De Emiliano

La infancia de Emiliano Barbosa dio un giro terrible cuando un incendio le arrebato a su madre. Se había quedado dormido en el sótano estudiando sus tablas astronómicas y cuando lo despertó el sopor del monóxido de carbono, su casa era una montaña de cenizas, donde nunca encontraron los cuerpos ni de su mamá ni de los dos invitados que había esa noche. Cuando cubierto de cenizas llegó a pedir ayuda al pueblo más cercano, tuvo la impresión de que las personas de ahí, que no conocía, le guardaban rencor. Afortunadamente el pueblo tenía un teléfono público, de donde pudo llamar a su tía que lo adopto.

Su tía vivía en Ciudad Nublada, y era la dueña de una funeraria prestigiosa, en una mansión antigua donde solo las personas más reconocidas podían hacer sus servicios funerarios. En cuanto Emiliano recuperó laz fuerzas, y como parte de la familia, comenzó a ayudar en el área de arreglo, le pareció un trabajo fantástico. Para una persona con sus inclinaciones científicas era un deleite poder trabajar con tantos cadáveres, y descubrir de primera mano la formación tan elegante de las venas que corrían por sus clientes, y por el resto del mundo.

Así, mientras se ganaba una vida cómoda, estudiaba medicina y muy pronto llego a ser el mejor embalsamador de Nublada, y tampoco era un mal doctor. Más de una vez evitó que enterraran a personas que no habían muerto, sino que sufrían de formas exóticas de catatonia. Al pasar de los años, habiendo perfeccionado su arte, decidió adentrarse en su otra pasión: la de inventor. Ocultándoselo a su vieja tía empezó a tomar partes que nadie extrañaría. Un brazo aquí, una cadera acá. Lo que estaba formando, aunque el sabía que no estaba bien, era demasiado importante para dejarlo: ¿Podría armar una persona completa? Echó una moneda al aire, para decidir si debería hacerla hombre o mujer, y cuando cayó la moneda, quedó decidido. El Doctor Emiliano Barbosa dedicaría su tiempo y experiencia a crear a La Dama. Al Doctor lo descubrieron poco antes de poder terminar su creación, y sin tener idea si funcionaría. Su tía, que lo quería, no llamo a la policía, pero si le prohibió volver a acercarse a la funeraria, y esto obligo al doctor a trabajar clandestinamente y en condiciones menos que ideales, en un laboratorio armado de manera informal en una cochera rentada.
La mujer armada estaba dentro de una tina con hielos y medusas eléctricas que mantenían el agua en condiciones exactas. No pudo contener su emoción mientras se acercaba a insertar el corazón, y tuvo que contener el aliento. Trató de librarse de cualquier distracción pues sabía que su propio corazón no podía soportar emociones demasiado fuertes, y decidió descansar un poco. El doctor se quedó dormido con el corazón en la mano, y de pronto lo despertaron coros que nunca había escuchado antes, sólo vio dos tentáculos que iban a su cara.

atemahawke

aqui les dejo una de las historias que mas me gusto del disco atemahawke de porter...

despues publicare las otras.....



saludos!!!



Flambi, El Robot De Azucar



Flambi es un proyecto caprichoso, concebido por una de las mas grandes mentes científicas de Ciudad Nublada. Este hombre quería un ayudante, pero no quería uno común y corriente. Diseñaría algo que le recordara el oficio de su madre y algo que se moviera por medio de impulsos electrónicos. El resultado fué Flambi, un panque con extermidades robóticas diseñadas para moverse al ritmo de la música y llevar y traer cosas de hasta diez kilogramos. A Flambi y su conciencia choco-chip le gustaba su existencia. Cuando le preguntaban que qué era, contestaba emocionado: ¡Mandadero y bailarin!, Flambi era por naturaleza curioso pero no tenia ningun problema en seguir obedeciendo las ordenes de su amo graciosamente mientras llevaba y traía aparatos.

El desorden en la vida de este curioso panque surgió cuando el doctor escribía cómo le hacia falta un corazón para su creación más importante. Flambi quedo extasiado con esta palabra "¿Para qué funciona?, ¿Yo podria tener uno?, ¿Qué será tan importante de este órgano?" Todas estas dudas iban y venían en la mente-nuez de la curiosa criatura hecha de harina, metal y azúcar.

Un día, al cargar un zapato, no pudo más, y con una sonrisa nerviosa le pregunto a su amo: "¿Qué es un corazón?" El doctor, irritado, le dijo: "Tu no tienes, no necesitas y nunca tendrás corazón, y tienes prohibido preguntarlo de nuevo". Hasta Flambi tenía su dignidad, y le enojaba no haberse merecido una respuesta. Cuando el Doctor le pidió el otro zapato, a Flambi le dió tanto coraje que se arranco su luneta azul. El Doctor tenía suerte de no haber diseñado un panqué más poderoso.

No fué sino hasta una semana después cuando llegó el doctor con cara de felicidad y un objeto especial: un corazón en una funda de almohada. Flambi pretendía que todo seguía normal pero asombrado observaba cada uno de los movimientos del doctor, mientras trabajaba en su proyecto más celado: La Dama. El Doctor, sintiéndose observado le ordenó a Flambi que se fuera a limpiar el baño. Mientras el esclavo de harina desconsolado cepillaba los azulejos detrás del lavabo, después de horas de impotencia, salió un tentáculo de la tina, y le tocó el hombro. Flambi no tuvo tiempo de asustarse antes de empezar a bailar al ritmo del canto de la mujer pulpo. El robot de repostería bailó mientras la mujer pulpo se arrastraba hacia el laboratorio del Doctor. Cuando escuchó el silenció horrible, seguido de un grito peor, Flambi corrió, tan rápido como sus resortes que funcionaban como piernas lo permitían. Lo que vió es difícil de describir. Una mujer pulpo apoyada en sus manos, con los tentáculos en el aire, con el corazón de la funda en la boca, y un tentáculo sosteniendo cada ojo del doctor. El doctor, confundido y gritando, buscaba la mano de "La Dama" acostada, sin ser terminada, en la plancha fría del laboratorio. La escena quedaría para siempre sellada en el alma de crema del panqué. Nunca odió realmente al Doctor. Paso sus corajes, pero lo quería, y nunca lo habría dañado. El buen Doctor no merecía esto. Mientras la mujer pulpo se arrastraba a la tina, Flambi se acercaba al doctor a consolarlo, y ayudarlo. El inventor hijo de una panadera, recargado en la mesa, con la mano de la Dama en la suya, sacó una navaja de su bolsillo, y con las manos temblorosas se cortó la garganta. Flambi trató de evitarlo, pero no tenía la fuerza, y soló pudo quitarle la navaja cuando ya no tenía caso.

Enojado, corrió al corazón que había dejado caer la mujer pulpo al salir, y lo hizo trizas. Cuando el robot vió lo que tenía en las manos, no pudo pensar en otra cosa más que en huir. Armándose de valor y cobardia, corrió con sus eléctricas patitas hasta la calle, cruzó sin fijarse que casi lo atropellaban y exhausto llego a un callejón donde penso que estaría a salvo. ¿A salvo de qué? Llorando escandalostamente se enterró el trocito de corazón en lo más profundo de su interior de panque e inexplicablemente comenzó a latir. Cuando recuperó el aliento estaba bailando al lado de un basurero pues escuchaba la música que provenía de una puerta sucia y pateada. De esta salió un perro en tanga, y dijo las palabras más gloriosas que Flambi había escuchado: "¡Caray! Tu si que tienes el corazón de un bailarín... ¡Estas contratado!"